Es ampliamente sabido que los adultos deben dormir al menos seis horas cada noche para lograr todos los procesos necesarios en el cerebro, pero ¿qué sucede cuando estas condiciones no se cumplen?

 


Durante la noche, cuando las personas se van a dormir, el cerebro comienza una serie de procesos que son fundamentales para su funcionamiento correcto en el día a día, tanto para el almacenamiento de recuerdos y eliminación de aquellos detalles que no son necesarios, como para evitar la tendencia a patologías cardiovasculares o problemas de salud más graves.

Leonardo Serra, neurólogo de la Clínica Alemana y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, asegura que "cuando tenemos privación de sueño y el cerebro se pone literalmente más lento, predominan las ondas Theta". Para los adultos es recomendable tener entre siete a ocho horas diarias de sueño, con un mínimo de seis; mientras que para los niños y adolescentes, es necesario descansar entre nueve a diez horas cada día, una marca que muchas veces es obviadas por las personas e intentan "recuperar el sueño" con pequeñas siestas durante el día, algo que no es favorable para el organismo.

Así lo detalla Serra en conversación con Emol, ya que cuando "cortamos la última etapa del sueño, y aunque tratemos de compensarlo con la siesta, aquí no empezamos el sueño en REM (que dejamos interrumpido la noche anterior), sino que empezamos desde el comienzo otra vez". Y es precisamente este momento del sueño, la etapa REM, la que es fundamental en el descanso. "Existe una sucesión de etapas de sueño y que no todas son iguales. Existen las que son más superficiales: 1 y 2, que son un poco más rápida, tienen actividad que están en el rango Alfa; pero después está la etapa de sueño 3, que es una actividad que es Delta, que es muy lenta y donde todo el cerebro está sincronizado". En esta tercera fase del descanso, el también medico jefe del Centro de Sueño de Clínica Alemana explica que "es fundamental para preparar el cerebro para poder sincronizarse y transmitir los episodios de recuerdos que se han generado durante el día hacia las zonas de circuitos de largo plazo".

Es justamente después de esto que ingresamos a la tan popular "fase de sueño REM", cuando "la actividad cerebral es muy rápida, como en vigilia, pero es una actividad desincronizada y es en esa etapa cuando se liberan las memorias que no son útiles para el cerebro, porque si no estaríamos sobrecargados de información que es innecesaria".

Cuando estos periodos de descanso no se cumplen, el cuerpo puede enfrentar -a nivel físico- problemas de "obesidad, resistencia a la insulina, aumenta la presión arterial y cuando la falta de sueño es crónica, menos de seis horas diarias, la gente se enferma y se muere más de causas vasculares".

Mientras que desde un punto de vista cognitivo, "la gente anda más lenta. Los niños pueden parecer que tienen déficit atencional; y en lo emocional, se anda más irritable, anda más sensible, tienen más cuadros de angustia, de ansiedad, de estrés y de depresión".



Fuente: Emol.com